Hombre tenía que ser...
HOMBRE TENÍA QUE SER...
En
mi experiencia personal y profesional en acción comunitaria, descubro cada día
nuevos retos que me ponen en alerta ante los micromachismos.
Cuando en los institutos hablo con adolescentes sobre el
momento del nacimiento de las personas,
se comenta que se prepara la ropa, pañales, biberones, cuna, juguetes de los bebés
o de pintar la habitación antes de que nazca. Cuando hablamos de la
personalidad de alguien, sabemos que se va formando según se desarrolla la
persona: los gustos propios, las creencias, ideas, pensamientos, identificación
o pertenencia a un grupo o colectivo, aficiones e influencias externas del
ambiente como familia, amigos, comunicaciones, libros, TV, redes sociales, referentes,
ídolos, etc.
Respecto al sexo y el género encontramos diferencias también
en la vida adulta. El sexo es la parte biológica y en cambio el género es una
construcción social. En la evolución de las sociedades vamos viendo tendencias
y tradiciones culturales.
Desde la perspectiva legal, se
debe registrar el nacimiento del bebé, ya sea niño o niña, y se hace constar en
la partida de nacimiento, y en el respectivo asiento del Registro Civil el sexo
y nombre. Al bebé le ponemos un nombre propio y uno o varios apellidos, según
el país de origen.
En los países de habla inglesa,
la Common Wealth, tradicionalmente se adquiere solo un apellido. Y como no es
de extrañar, los descendientes toman el apellido de los padres. Curiosamente las
mujeres al casarse, perdían su apellido de origen para adquirir el del marido. Algunas
mujeres de las primeras feministas fueron las que se negaron a adquirir el
apellido del marido y siguieron firmando con su apellido original: Mary
Wollstencraft, autora de “Vindicación de los derechos de las mujeres” en 1792, y
la sufragista y abolicionista Lucy Stone, fundadora de la Asociación Americana
de igualdad de derechos en 1866. Todavía muchas mujeres siguen perdiendo sus
apellidos al casarse, perdiendo parte de la propia identidad.
En otros países tampoco cambia mucho la cosa, por ejemplo,
en China la tradición imperante es la de que el varón adopta el apellido
paterno, lo que le otorga derecho a heredar. De esta forma las mujeres en China
son propietarias de menos del 20% de las tierras en el ámbito rural, según un
estudio realizado en 2019 por la Federación Nacional de Mujeres.
En España la inercia ha sido que los nacidos de parejas
heterosexuales, se les ponga como primer apellido el del padre. En la
actualidad se puede elegir el cambio de apellidos al inscribir a los
niños/niñas, e incluso la reforma de la nueva ley LGTBI otorga potestad a ambos
progenitores homosexuales a inscribir al bebé con dos padres o madres.
En cambio, la Constitución
Española no ha sido modificada y todavía es el varón el que hereda el cargo de
Rey, con preferencia a la mujer.
En valenciano la palabra “fadrina” significa soltera o adolescente que está en periodo de crecimiento. Pero la connotación negativa es dar a enteder que ya estás en edad de casarte... Me ha parecido siempre una palabra muy graciosa y muy malintencionada a la vez, cuando las señoras mayores te lo dicen como un piropo. A propósito de señora, otra palabra que me molesta es la de señorita cuando eres joven en el ámbito laboral, a modo de desprestigio. ¿Acaso a ellos les llaman señoritos?
Esta semana cada noticia que aparecía en TV o leía en un periódico, aparecía la foto fija
de la representación del poder mundial. En la cumbre OTAN 2022, la mayoría de
mandatarios son hombres, solo hay 4 mandatarias de 31 en la mayor representación
de poder mundial. Ya he visto esta imagen en muchas ocasiones: consejos de
salud pública, consejos de justicia, militares, deportivos, etc.
Algunas mujeres
destacables en política mundial actualmente son: Úrsula Von der Leyen (presidenta
de la Comisión Europea), Christine Lambrecht (Ministra A. Exteriores de Alemania),
Katalin Nóvak (presidenta de Hungría), Margarita Robles (ministra de Defensa de
España), Mette Frederiksen (primera ministra de Dinamarca), Sanna Marin
(primera ministra de Finlandia), Magdalena Anderson (primera ministra Dinamarca),
Zuzana Captová (presidenta de Eslovaquia)...
Pero merecido o no, el poder mundial tiene
representación masculina. Hombre tenía que ser...
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