Declaración Universal de Derechos Humanos con nombre de mujer
Las políticas a las que debemos los primeros impulsos legislativos en igualdad de derechos fueron en la citada época de finalización de la Segunda Guerra mundial. A nivel institucional, los países incorporaron políticas comunes para problemas globales. La Liga de Naciones impulsó el Informe Mundial sobre el Estatus de la Mujer, y se creó la Comisión sobre el Estatus de las Mujeres de las Naciones Unidas en 1946. Algunas mujeres empezarían a trabajar activamente en política, tal fue el caso de Anna Eleanor Roosevelt (1884 – 1962) era primera dama, fiel luchadora por los derechos de las mujeres, las mujeres negras y por los derechos civiles en Estados Unidos. Su papel en la vida política destaca por ser la primera dama que se incorpora activamente a la política. Ella formó parte de la Liga de Sindicatos Femeninos y la liga de Mujeres Votantes, y al enfermar su marido, se convirtió en agente político de primer orden. Al fallecer Franklin Delano Roosevelt, Harry Truman nombró a Eleanor delegada de la Organización de las Naciones Unidas. Fue entonces cuando empezó a preparar una Declaración de Derechos Humanos, modificando su carta fundacional. Fue nombrada presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, compuesta por 18 miembros y se encargó de la redacción del texto, acompañada de otras políticas del ámbito internacional.
Las
políticas que participaron en la redacción del documento fueron: Eleanor
Roosevelt (EE.UU), Hansa Mehta y Lakshmin Menon (India), Minerva Bernardino
(República Dominicana), Evdokia Uralova (URSS), Marie-Helene Lefaucheux y René
Bassin (Francia), Begun Shaista Ikramullah (Pakistán), Bodil Begtrup
(Dinamarca). La aportación de cada una de estas mujeres es fundamental para
comprender el papel tan importante que tuvieron en la redacción de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
Minerva Bernardino incluyó
en el Preámbulo la frase “la igualdad de derechos de hombres y mujeres” y
fue fiel defensora de la inclusión de derechos de la mujer y la no
discriminación sexual en la Carta de las Naciones Unidas (1945).
Lakshmi Menon defendió abiertamente la “universalidad”
y el concepto de “relativismo colonial” y sostenía que las mujeres que
vivían en países sometidos a dominación colonial tenían los mismos derechos que
el resto de personas.
A Hanse Mehta se le atribuye el mérito
de cambiar la frase de “todos los hombres nacen libres e iguales” por “todos
los seres humanos nacen libres e iguales”[1].
Marie-Hélène Lefaucheux fue la presidenta de la
Comisión Jurídica y Social de la Mujer en 1948 e incluyó la no discriminación
sexual: “(...) sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión,
opinión política i de cualquier índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición”.[2]
Begum Shaista Ikramullah fue
delegada tercera de la Comisión de la Asamblea General, y promovió la
incorporación de la igualdad de derechos en el matrimonio, para combatir el
matrimonio infantil y forzoso[3]
Avdokia Uralova fue
relatora de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer en 1947 y defendió la
igualdad de salario para las mujeres: “toda persona tiene derecho, sin
discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual”[4].
Bodil Begtrup fue
presidenta de la Subcomisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en
1946. Ella modificó “todos los hombres” por “toda persona” y
propuso la inclusión de los derechos de las minorías: “derecho a la
educación con mención expresa a las minorías”[5].
René Cassin redactó
la versión final del texto que entregó a la Comisión de Derechos Humanos,
conocido como el borrador de Ginebra (septiembre de 1948). La Declaración como
proyecto final se aprobó en diciembre de 1948 por las Naciones Unidas.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos
significó un hito legislativo a nivel internacional que hoy en día sigue siendo
referencia de protección para los estados democráticos y es el texto que ha
sido traducido a más idiomas.
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